Giovanna Pollarolo: “Desde el comienzo elegí escribir con tranquilidad” | Cultural
La escritura de Giovanna Pollarolo exhibe un encanto, pero el mismo no es fácil de detectar. Tiene cosas del largo aliento, de la brevedad, de la poesía y del ensayo. En los géneros que ha explorado, nuestra escritora peruana ha destacado. ¿Podemos entender la poesía peruana de las últimas décadas sin tener en el radar Entre mujeres solas de 1991? La misma pregunta, pero en el plano narrativo, nos la podemos formular si hablamos del cuentario Atado de nervios de 1999. A la fecha, Giovanna Pollarolo es una voz consagrada de nuestra literatura. Este reconocimiento no solo tiene una legitimidad literaria, sino del mismo modo ética, porque hay una coherencia de obra. Toda la literatura de Giovanna Pollarolo no se sale de los tópicos con los que ha construido su prestigio: la mujer y el mundo cotidiano. A razón de la publicación de No podemos explicar por qué lloramos (Seix Barral; cuyos cuentos se suman a los de Atados de nervios, configurando de esta manera otro conjunto), La República conversa con Giovanna Pollarolo.
-Este 2025 te viene significando una avalancha de reconocimientos. Perú tú no te la crees.
-Tengo una amiga española que hizo el doctorado conmigo. Le regalé una novela mía, Dos veces por semana, que fue publicada por Alfaguara. Y me dice Alfaguara y yo le digo sí, pero es Alfaguara Perú. Y me dice ¿y por qué? Y le respondo que es distinto, una cosa es que te publique Alfaguara Perú a que te publique Alfaguara España. Y me dice, pero está publicado. O sea, ¿por qué me haces esa precisión?, me pregunta. Y le digo que en Perú es distinto, no tengo agente, o sea, no tengo todas las cosas que una persona que quiera hacer carrera como escritor debe cultivar.
-Nunca te he visto perseguir el reconocimiento.
-Desde el comienzo elegí escribir con tranquilidad.
–En todos los géneros que has escrito te ha ido muy bien. Así nomás un autor no coloca títulos referentes en distintos registros.
-Yo creo que me siento más libre para moverme de un género a otro. Estoy muy interesada en la historia. Desde hace 8 años me puse a estudiar e investigar, de manera intuitiva, en archivos el tema de Tacna, Arica, el cautiverio, desde lo cotidiano. Y saqué un librito, que se llama Tacna en el tiempo de Chile. Normalmente, cuando yo publico, a veces quisiera meterme bajo la cama, me cuesta hablar, me cuestan las entrevistas. Cuando uno escribe, al menos yo, no pienso mucho en el receptor. Entonces cuando me hacen preguntas, digo, ay, ¿por qué escribir eso? Me cuesta porque quizá es como una exposición.
-Cuando termina un libro y lo ve publicado, como que el trance de escritura sigue. Uno está en otra cosa.
–Claro, es como si no pensaras. Si al escribir, pensara en el receptor, me inhibiría, me autocensuraría. No me gusta promocionar el libro por mi cuenta, cosa que está mal porque hay compromisos editoriales que cumplir. Pero este librito del que te estoy hablando, quiero que se difunda. Quisiera que lo leyeran más personas, es algo que quiero comunicar. El librito es una conversación entre un padre y sus dos hijas sobre la migración de los abuelos, de mis abuelos. El papá les va contando cómo fue el viaje de sus padres y cómo llegaron y se encontraron con que Tacna era Chile y después Tacna fue Perú. Está contado con cierto humor y tratando de entender desde mi presente qué fue lo pasó y lamento no haber hecho más preguntas porque ahora todos están muertos. Le tengo un cariño al librito y me encantaría que se leyera en todos los colegios. Los libros que se leen en los colegios son muy densos.

“No podemos explicar por qué lloramos” (Seix Barral). Imagen: Difusión.
–Este interés por la ocupación de Tacna te vino siendo una mujer con experiencia de vida. O sea, es un interés con pie firme.
-Cuando yo nací, Tacna había pasado al Perú apenas 22 o 23 años antes, y ahora para mí 22, o sea 20 años, como dice el tango, es nada. Pensar en cuando ganó Fujimori es algo que experimenté y que me acuerdo muy bien, de la campaña Vargas Llosa o la caída de Fujimori hace 25 años también. Me interesa hacer una microhistoria doméstica, es algo que nunca se ha hecho. Cuando era más joven, se nos ensañaba la gran historia, pero desde hace 20 años más o menos, y yo no lo sabía, los historiadores están interesados en contar las pequeñas historias de las personas que no han pasado a los libros. Eso me gusta. Tienes razón, mi interés por la historia es más firme.
-Lo doméstico está presente en toda tu obra. En No podemos explicar por qué lloramos, con la inclusión de relatos como “Todo era de segunda mano”, “Para Arica”, el homónimo de la publicación, “Los adúlteros” y “La otra mitad”, por citar algunos, nos revelan la sensibilidad de la mujer que es consciente de su invisibilización.
-Todos los personajes del libro son mujeres, aunque hay un par de personajes varones que están feminizados, porque están en los márgenes. Hay alguien central y estos personajes nunca son centrales. Y si son centrales, lo son por razones domésticas, como la señora de la refrigeradora.
-Del cuento “Todo era de segunda mano”.
-Así es.
-Lo doméstico no ha sido muy explorado en nuestra narrativa.
-Porque es muy chiquito tal vez, porque no tiene una dimensión épica, justamente por eso.
-Entonces, es doblemente meritorio que hayas hecho de algo no muy llamativo la base de tu reconocimiento. ¿Cómo es tu visión de la literatura?
-En algún momento de mi vida, supe conscientemente de que no era capaz, o no tenía la energía o la fuerza, para entrar en el mundo competitivo, lo que significa estar en la cresta de la ola, publicando, ganando premios, que no lo menosprecio ni lo cuestiono. Yo admiro a la gente que hace eso, que va con todo como Vargas Llosa, que lo hemos leído. Él sabía desde joven que él iba a ser escritor. Él decía que no podías ser escritor y a la vez otras cosas porque era como ser infiel.
-La escritura como contrato.
-Así es. Todo lo que tenía que hacer, lo hizo. Hace años escuché a Alberto Fuguet decir que un escritor tiene que construir su carrera. Y yo dije no, yo no voy a construir esa carrera. Yo he hecho una vida, mi vida doméstica y profesional corre por otro carril. No tengo un gran sueldo, pero me ganó la vida con la enseñanza.

“Tacna en el Tiempo de Chile”. (PUCP). Imagen: Difusión.
-Eres una disidente de la fama literaria. Hoy todos los autores la buscan.
-Es un compromiso que yo tengo conmigo, más que compromiso, es una necesidad ser así. Yo siempre estoy escribiendo, si no físicamente, pensando y tú sabes, se va acumulando. A mí me parece que siempre estoy escribiendo en todo lo que hago, recuerdo frases y no hago anotaciones. Luego de pensar mucho, me siento y escribo.
-¿Cuán importante es la poesía para tu narrativa?
-A mí, a veces, me parece que es lo mismo, o sea, yo no tengo tramas, me gusta narrar, pero no me gustan tampoco esas tramas perfectas, como las de los guiones de cine en donde todo tiene que estar todo amarrado y que al minuto tanto tiene que pasar algo para sorprender a los espectadores. Yo no hago así. Sí me gusta contar algo, pero no soy de grandes tramas, anécdotas y peripecias. Te pongo un ejemplo, lo mío es el marido que una noche conversa en un bar con un amigo y le cuenta lo que le pasa a su mujer, cosas así. Y yo creo que la poesía que hago también es así.
-A las mujeres de tu cuentario les falta algo. Lo mismo pasaba con las de Atado de nervios. Pero esa carencia de algo en la vida es también masculina. Esta es una nueva lectura surgida a raíz de No podemos explicar por qué lloramos.
-Es lo que Lacan llamaba la falta. Y eso también lo dice Octavio Paz en ese ensayo que se llama La llama doble. Dice que cuando sexo, erotismo y amor se juntan, dura segundos y es efímera la sensación de completud. Hay un cuento en donde las chicas sueñan con que es posible encontrar el amor en un banquete. Hay una suerte de la vuelta al amor romántico. Es la necesidad de amor.
-Hay necesidad de amor y no se escribe mucho del amor.
-La necesidad de amor la tenemos todos sin importar en qué época estemos viviendo.
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Fuente: La República